Adérito y los Ratoncitos del Muelle

Adérito Fonseca fue uno de los primeros agentes reclutados para la Repartición, en 1919, y progresó rápidamente: subinspector en 1920, inspector en 1921.

Nacido en uno de los barrios más pobres de Oporto, escapó de una vida de delincuencia gracias a la recomendación del maestro de escuela a sus padres de que lo metieran en el Seminario. Al cabo de unos años, se dio cuenta de que su vocación no era el sacerdocio, pero había adquirido una cultura general que le sería muy útil en la vida posterior.

Como agente de la Repartición, se dio cuenta de que no era muy difícil obtener información sobre lo que ocurría en las clases alta y media, pero la dinámica social de las zonas más pobres escapaba por completo al control de la Repartición. Empezó a crear una red, reclutando a vagabundos de poca monta que vivían en la calle y sobrevivían con diversos trucos. Su capacidad para pasar desapercibidos hacía que la gente hablara libremente cuando estaban cerca. Fonseca los llamaba los «ratoncitos del muelle», y la facilidad con la que se colaban por una ventana o una chimenea les permitía acceder a documentos u objetos, cuyo conocimiento sería más tarde valioso para el inspector Adérito. Su poder crecía y su presencia en un lugar público provocaba escalofríos en muchos de los presentes, que se preguntaban qué sabía de ellos.

Pero tal poder crea enemigos. Adérito Fonseca no se presentó en la Repartición durante tres días, hasta que su cadáver fue encontrado por unos pescadores en una barcaza abandonada junto al río. Los agentes de la Repartición que acudieron al lugar encontraron un cadáver con signos evidentes de haber sido torturado: le habían cortado las orejas y sacado los ojos. Prendido a su camisa ensangrentada, un trozo de papel decía: «Saber demasiado mata».

Fue enterrado rápidamente en una fosa poco profunda y la Repartición impidió que se supiera nada al respecto.

La investigación llevada a cabo, a pesar de la considerable movilización de recursos, no logró encontrar al autor o autores del crimen. Los intentos posteriores de reactivar la red de «ratoncitos de muelle» fueron infructuosos.