En Memoria de Los Que Dieron Su Vida Por El Rey
Carta del director en el periódico Soberania do Povo, publicada el 25 de enero de 1922
En Memoria de Los Que Dieron Su Vida Por El Rey
El próximo viernes se cumple el tercer aniversario de la “Batalla de Barreiras”, que vio cómo nuestra tranquila y serena ciudad se convirtió en el escenario de carnicería del combate armado. Como en la Gran Guerra, a los ilustres les gusta recordar las grandes hazañas y los personajes notables, relegando a los soldados rasos a expresiones como «efectivos», y sus matanzas a «bajas» o «pérdidas». Como si unas palabras tan pequeñas pudieran abarcar toda una vida.
Nuestros campos y caminos fueron recorridos por hombres de la talla de Paiva Couceiro o Francisco Rolão Preto, nombres que nunca se borrarán de enciclopedias y compendios, e incluso los soldados bajo su mando aparecerán en algunas listas de tropas. Pero ¿y los demás? ¿Quién recordará sus nombres cuando el Reino ni siquiera reconoce su participación en la batalla? El pueblo de Águeda no olvidará a los suyos, reclutados a la fuerza por los combatientes monárquicos cuando su derrota parecía segura, y no tenían ni idea de que la «Marcha de los Elefantes» les salvaría. Padres, hijos, maridos y hermanos. Gente del campo, sencillos, que no distinguirían a un rey de un presidente, y para quienes significaría tanto que su tierra fuera gobernada desde Lisboa u Oporto, ciudades que de todos modos no conocerán en su vida. Gente como Zé da Rita, que nació en Cabeço de Bustos, pero acababa de casarse en Mourisca y esperaba un hijo, que fue fusilado en la puerta de su casa por negarse a servir al Rey. Ti’ Amaro, de Segadães, enterrado incompleto después de que una granada del sur le destrozara el brazo y la pierna. João Semedo, más conocido como João Sem Medo[1], por la valentía con la que luchó en Flandes, pero cuyo destino acabó en los arrozales de Carqueijo, alcanzado por una bala perdida que lo hizo caer entre el grano que cultivaba.
No fue el único en sufrir tal destino, también otros lucharon en Francia, Angola y Mozambique, sólo para que sus vidas acabasen en otra guerra que no era la suya, menos de un año después de su regreso, todavía dando gracias a Dios Todopoderoso por haber escapado del infierno de aquella miserable confrontación.
Y las líneas de esta repugnante historia no sólo las escriben los combatientes, porque cuando los monárquicos se retiraron a Albergaria-a-Velha y nos abandonaron a los caprichos de los lisboetas, su venganza del sur contra la población fue terrible. Granjas despojadas, animales sacrificados, chozas quemadas, y cuanto menos se hable de los abusos de los soldados republicanos hacia nuestras mujeres, mejor.
Habría estado bien que los combates hubieran tenido lugar allí, en las tierras de Albergaria, y que nuestros campos no hubieran sido más que un paisaje en el camino de los ejércitos. O que a nuestro Sem Medo se le hubiera concedido la misma gracia otorgada al Soldado Milhões, y esta ciudad declarada territorio neutral. Las páginas de este periódico no bastarían para enumerar los nombres de todos los que murieron y sufrieron, pero un solo nombre sería ya demasiado.
Perdonen los ministros y mariscales del Rey la osadía de este modesto redactor, que en modo alguno quiere la derrota del Paladino, y no desea más que un largo y feliz reinado para el rey D. Manuel II y su esposa, D. Maria III, quienes, además, tuvieron la gracia y la amabilidad de donar una producción del milagroso vino combustible a la Cooperativa Agrícola e Vinícola de Águeda, que tanto ha contribuido al desarrollo de nuestro estimado municipio. Es una pena que este éxito se haya producido a costa de la sangre de nuestros compatriotas.
Recemos todos para que lo peor haya pasado y no aparezca ningún nuevo belicismo que ennegrezca nuestro horizonte.
Por la paz, siempre.
El editor, Albano de Melo Ribeiro Pinto
Soberania do Povo, 25 de enero de 1922
[1] Juego de palabras entre “Semedo” y “Sem Medo” – “sin miedo”.
Jornal Soberania do Povo, fundado em 1879, tendo continuado a ser publicado ininterruptamente até hoje. Em 1922, o seu diretor era ainda o fundador, Albano de Melo Ribeiro Pinto.
Cooperativa Agrícola dos Lavradores de Águeda, a qual inspirou a Cooperativa Agrícola e Vinícola de Águeda.
O Irmão Esquecido: https://hyp.up.pt/o-irmao-esquecido/
Opinião Própria | Deniz Ramos | O Combate das Barreiras: https://www.soberaniadopovo.pt/news/01071/Deniz-Ramos-O-Combate-das-Barreiras-Agueda
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