Rui Leite

La Ira del Viñedo

1920 Oporto

Relato de un testigo ocular del accidente ocurrido el 10 de agosto de 1920.

«La explosión sacudió las paredes de las casas de todo el pueblo como un terremoto.

Pero eso fue sólo al final…

Al principio, sólo llamaba la atención la sed que se apoderó de Nando das Dornas en una tarde de verano.  Fue el calor lo que le hizo tambalearse y tropezar con los adoquines. Definitivamente no eran las dos o tres copas que ya se había bebido para mojar la garganta. De ninguna manera. Ni siquiera fue eso lo que le dio la idea de entrar en la bodega para intentar beber un poco de aquel licor explosivo. En absoluto.

No estaba lejos y, tras ser expulsado del Tasco de Ti Maria, era el único lugar donde podía saciar su sed.

El Guardia del Norte en la puerta podría dificultar el plan. Tenía que encontrar una manera de que dejara su puesto. Pero eso no era difícil. Carlitos creía en casi todo, Dios bendiga al muchacho. Desde que era niño, jugando a la peonza con sus siete hermanos, que no era el más listo.

Nando das Dornas se escondió en un arbusto, encontró una piedra, la arrojó a la parte trasera de la armería e hizo que los perros guardianes empezaran a ladrar.

– ¿Quién está ahí? – gritó Carlitos.

– ¡Nadie! – replicó Nando, disimulando la voz e intentando no reírse.

Carlitos, como era de esperar, salió por la puerta de la armería y fue a ver a los dos perros. Eso dejó el camino libre para Nando entrar en la reserva y probar el dulce néctar de la guerra. La oscuridad era ahora su nuevo enemigo. Buscó en sus bolsillos y encontró una caja de cerillas. Encendió una. Frente a él se extendían metros y metros de barriles, listos para ser enviados al frente como combustible para las mechas[1]. Se acercó a un grifo, metió la cabeza debajo y lo abrió.

La explosión sacudió las paredes de las casas de todo el pueblo como un terremoto.

Todo lo que quedaba del granero era un cráter humeante… y de la sed de Nando dar Dornas, ni rastro…»


[1] Los primeros prototipos, diseñados por Mechnikov, habían desfilado el 19 de enero de ese mismo año, en la inauguración de las Reais Oficinas de Armamento.

Photo by Tamara Malaniy, on Unsplash
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